Como sabéis, Hijos de Alcant es una ficción que nos habla del bien y del mal, de un futuro apocalíptico para la humanidad, de las miserias del ser humano y sus ansias de poder a cualquier precio. La alegórica lucha entre el bien y el mal, representada al mas alto nivel: Dios versus Lucifer, aunque esta batalla la aventura nos la traslada a través de personajes humanos, especie que al fin y al cabo se convierte en victima de este enfrentamiento.
Pero Alcant es solo ficción.
Un día Sonia y yo recapacitábamos acerca de como representar la maldad en el ser humano, dentro de todas las atrocidades que este ha llegado a hacer a través de los tiempos y la historia, y encontramos dentro de ella, de un apocalipsis cierto y ya vivido por el hombre, una historia que nos llegó muy dentro y que en si misma representaba todo lo perverso y destructivo que puede llegar a ser el hombre, confrontado contra la
imaginación y puericia de unos niños.
LA ANTESALA DEL INFIERNO
Arrancada de sus brazos, mi madre me dio un cuaderno y una
caja de pinturas y me dijo: <<pinta todo lo que veas>>
Allí acabó mi infancia, bajo la responsabilidad de dar
manifiesto y dejar constancia de mi paso por lo que fue conocido como “la sala
de espera del infierno”
Hacinados, con las literas recortadas para disimular la
aglomeración y engañar a la inspección de la Cruz Roja, nadie miraba a los
niños a unos ojos donde se podía intuir un final esperado.
Teníamos hambre, y tocar la alambrada significaba una muerte
instantánea, aun así, compartimos pan y risas.
Dibujé, evadiéndome a través de ello, y otros niños me
siguieron a un mundo donde el bien prevalecía sobre el mal, donde la voluntad
era libre, y la esperanza el camino a casa, dejando constancia de la maldad del
ser humano, y de lo que este es capaz de hacer.
Sobreviví a las mayores atrocidades, a la opresión más
manifiesta y cruel que se pueda presenciar.
Rescaté cerca de 4500 dibujos. La visión de unos niños donde
su percepción era aún más dura que las palabras, testimonio indeleble de
aquella barbarie.
Mi casa fue un campo de concentración en Terezin, (Praga).
Dibujo realizado por un niño en el campo de concentración de Terezin |
*Si no conocéis la historia de los niños que vivieron y dibujaron el holocausto, os recomendamos conocerla (solo tenéis que poner en google "dibujos niños Terezin")
Un abrazo Arcan@s.
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