Sinopsis
"Un asesino en serie que mantiene en vilo a la ciudad de Nueva York. Sus acciones no entran en los esquemas conocidos por los criminalistas. No elige a sus víctimas. No las mira a los ojos mientras mueren No elimina a una persona por vez. Golpea masivamente. La explosión de un edificio de veinte plantas, sequida del descubrimiento casual de una vieja carta, conduce a la policía a enfrentar una realidad espantosa ... y las pocas pistas sobre las que los detectives trabajan terminan en callejones sin salida: el criminal desaparece como un fantasma. Vivien Light, una joven detective que esconde sus dramas personales detrás de una apariencia dura, y un antiguo reportero gráfico, con un pasado que prefiere olvidar, son la única esperanza para detener al asesino: un viejo veterano de guerra lleno de odio. Un hombre que se cree Dios"
Buenos días, amigos de la letras,
Esto va a ser rápido, que es lo que suele ocurrir con las cosas que no dejan grato recuerdo ni prácticamente poso alguno. De verano a esta parte he acumulado varias lecturas de novela negra, motivado en especial por el descubrimiento de Jhon Verdon y John Locke, ambos muy diferentes entre sí, pero sin embargo igual de satisfactorios en sus lecturas y originales en sus tramas. Uno más serio y el otro más surrealista y desenfadado. Esa Ola (¿no os pasa que cuando algo os gusta estáis un tiempo buscando la satisfacción de ese algo ya conocido?) me llevó hasta Giorgio Faletti, y se me rompió en plena cresta dándome de bruces contra el fondo de la decepción.
Por lo visto, la primera obra de Faletti, Yo mato, debió ser la bomba (en Italia, porque aquí no tengo referencias de ella, y ni conocía al autor), y reitero que no debemos hacer caso a las opiniones que figuran en la cubierta de los libros, salvo que se trate de revistas especializadas, porque por norma suelen ser notas de autores o gente relacionadas con la misma editorial, cuyo objetivo tiende más a la promoción que a la opinión.
La novela (ojo, siempre desde mi punto de vista y mis gustos, algo totalmente subjetivo) es un peñazo de toma pan y moja. El planteamiento es de lo más trillado, y de lo menos original que he leído en muchísimo tiempo, y es algo de lo que nos damos cuenta solo con el inicio de la trama. Típico veterano de la guerra del Vietnam que ha sufrido terribles heridas en la guerra y que, enfadado con el mundo, afligido por como queda y con daños psíquicos a la altura de los físicos (vamos, que se le va la pinza), pues nada, se pone a matar gente, mientra por otro lado un periodista y una policía tratan de dar caza al asesino.
Reconozco que en ocasiones hay fórmulas que a pesar de su reiteración funcionan, que a pesar de saber lo que nos vamos a encontrar entretienen, e incluso son recurrentes cuando no sabemos o no tenemos algo original que nos ayude a salir del tedio y sumergirnos en un rato de entretenimiento. No es el caso. Y a eso ayuda mucho la manera en que está escrito y que a mi en particular me aburre hasta la saciedad. Soy un amante de las descripciones, de situar al lector en el escenario y las circunstancias en que transcurre la trama, para de esa forma poder visualizar esta y el movimiento de la acción como si de una película se tratara, haciéndole partícipe en la lectura. Aquí tienes la impresión de que todo es relleno para completar páginas sin que el argumento avance un mísero ápice (ejemplo: Si una persona va del punto A al punto B, es totalmente irrelevante hacernos saber que pasa junto a un lavacoches donde al parecer el agua sale a una presión excelente para lavar los vehículos). La lectura se hace cansina, monótona y conduce a la desidia.
Resumiendo, Yo soy Dios aburre hasta al diablo.
Esperemos que el proximo este más acertado.
Un abrazo, amig@s.