Estaba yo una noche del pasado fin de semana cenando tan ricamente, haciendo zapping
tratando de encontrar algo en lo que fijar la vista mientras masticaba, cuando
topé con una de las películas de la saga Crepúsculo
(Eclipse en concreto). La vi un rato,
no por interés, válgame el cielo, sino que la observaba mientras mi cabeza
pensaba que hemos hecho (o han hecho, mejor) con los personajes clásicos de
terror. Ya no voy a pararme a opinar sobre la representación infantiloide, ¿un
vampiro que brilla, en serio? En mis tiempos eso se
llamaba GusiLuz , y a oscuras daba bastante más canguelo que estos seudovampiros del tres
al cuarto que por no tener no tienen ni colmillos, y ya no digamos el mas mínimo
rasgo de maldad o sombra externa que represente lo que su interior alberga
(Tanto tofu debe acabar incluso con la ponzoña del organismo) Lo del
argumento.... son actualizaciones de estúpidas comedias románticas de instituto
(americanas por supuesto, porque si al menos fueran españolas tendríamos más
humor, más sexo, más violencia, más droga y más rock&roll, es decir algo de
entretenimiento).
Soy un vampiro New Age, ¡Cómo molo! |
¿Que este de al lado es qué? |
Buscando en mi interior a qué me retro llevaba la sandez que
estaba presenciando, acabe concluyendo que Crepúsculo es una versión 2.0 de
algo así como un hibrido entre Grease
y Lo que el Viento se llevó (solo que
Escarlata tenia bastantes más huevos y atractivo, y daba bastante más juego que
la insípida Bella) Entre esto, la costumbre de hacer de nuestros añorados
monstruos héroes de acción (Underworld, Resident Evil, la patochada del Frankenstein
de Aaron Eckart mejor ni mentarla, etc.) cualquier día acabaremos presenciando
la comunión o el baile de graduación de la niña del exorcista, acompañada por
su príncipe azul zombi al que, por supuesto, la putrefacción no le afectara no
solo a su fisico, sino tampoco al sobaco, faltaría más.
Si Vlad Tepes levantara la cabeza se empalaba en propia puerta, fijo.
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